¿Cuándo empezamos a interesarnos en la música? En el vientre de nuestra madre. Ya el rock y otros géneros o estilos musicales contemporáneos, en nuestro país, forman parte de una tradición de vida en comunidad. De casa a la escuela, centro de concentración de chicos y chicas menores de edad, se sientan las bases de una vida futura, donde el rock (¿por qué no?), la música, bien van acompañar.
Aquí una crónica de un concierto en el colegio Hno Anselmo María.
Cuando estaba en quinto de primaria, a los 11 años, decidí formar parte de la “comisión organizadora” de la fiesta de la promoción, solo con la intención de que se incluyera al rock, cuando limpiábamos el aula más grande del cole donde se iba a realizar la celebración una pesada carpeta se vino sobre mí, pude eludirla pero no totalmente porque una parte de ella cayó sobre mi mano izquierda, me la enyesaron, el saldo final fue que el dedo central quedó torcido para siempre, fue la primera herida de guerra en mi camino rocanrolero. Ya, en secundaria, los conciertos que deseaba que se hicieran en mi colegio solo eran ideas que ponía en el papel, en mi bitácora adolescente (que aún conservo), así que siempre guardé en secreto, el deseo de ver a una banda tocando en una escuela, mejor, aun, si fuera de barrio. O generar esa experiencia … más allá de una fiesta.
La noche del último jueves, con nostalgia, acudí a un concierto que se realizó en la Institución Educativa Hermano Anselmo María, del distrito de Breña (populoso barrio, cercano al mío), convocado por mi amigo, el músico y docente Héctor Nole. Y la experiencia me ha dejado ilusionado.
En el amplio patio del cole en mención pasada las 7PM había escolares, varones, de primaria y de secundaria, varios de ellos con sus familias, en una verbena con viandas, carteles y alegría. Se celebraban 88 años de esta institución escolar de la que había escuchado buenas referencias, incluso de mi hermana, inspirada educadora, que tuvo la oportunidad de dialogar con estudiantes de este ya casi centenario colegio, en un taller que se desarrolló en otra sede educativa.
El equipo de sonido en el recinto era insuficiente para éste, había que ser valiente para subir a tocar, intentando una prueba de sonido sobre la marcha. Así lo hizo Hada Octopus, la banda mixta (dos chicos y dos chicas) de Héctor Nole, músico y, a la sazón, profesor de inglés del Anselmo María. Héctor, con su carácter desinhibido y su experiencia de docente, mientras probaba sonido, fue ganándose al público con sus alocuciones motivadoras, sobre todo, a sus alumnos, que le manifestaron simpatía; la mesa estaba servida para su banda que se despachó con un repertorio en inglés y en español que atravesaba épocas como si se tratase de una máquina del tiempo; en ese repertorio internacional incluyó una pieza de su anterior proyecto Era Miscela, a esas alturas, con un público enganchado, ese tema, seguramente desconocido por la mayoría, fue bien recibido, cuando no, escuchado con atención; un público que no apuraba a la banda a pesar de que el cierre de la noche, con una agrupación de salsa, probablemente era el esperado por ser popular.
Durante el set de Hada Octopus, me emocionó ver a adolescentes escuchando atentamente el repertorio versionado, cuando no bailando o alzando los brazos, cerca del escenario, otros, más pequeños, al fondo del reciento, en grupitos, escuchando y retorciéndose, quizá viviendo sus primeras experiencias de música rock en vivo, cerca a ellos, padres, recordando “sus épocas”, bailoteando, cantando, simplemente observando o comentando la actuación de la “banda del profe”. Los alumnos felices, al final, pedían más, cuando Nole dijo que se presentarían en otra oportunidad (era la primera vez que tocaban en el cole), un chico, a voz en cuello, clamó: “Pero… ¿Cuándo???” Expresó quizá lo que muchos venimos conteniéndonos por décadas… ¿cuándo el rock, la música, será habitual en un escenario del cole? Y es que la música es maestra vida, enseña (y acompaña) así no tengas que dedicarte a ella. No olvidemos que, en el vientre de nuestras madres, lo primero que escuchamos es el sonido del corazón, su compás determinará el rumbo de nuestras vidas.
Fotos (perdón mi celu misio) mías excepto la primera y sexta del FB de Hada Octopus.
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