Redalba transforma la nostalgia en impulso con «Memorias de invierno», su nuevo single

El invierno no solo se siente en la piel. A veces deja cicatrices en la memoria, huellas que persisten mucho después de que el frío se haya ido. Redalba captura ese sentimiento con «Memorias de invierno», una canción que lleva a un territorio donde la nostalgia y la resistencia van de la mano. La banda, que se ha forjado con determinación en el circuito independiente limeño, no se detiene en lamentos. Más bien, transforma la pérdida en impulso, en algo que quema, pero también ilumina el camino.

El sonido de Redalba no encaja en moldes rígidos. Las guitarras rugen con la misma intensidad con la que la voz recorre los altibajos de la historia que cuentan. Hay algo de esa escuela del rock de los dos mil que tantos aún guardan en la memoria, pero sin quedarse en el tributo. Aquí hay una búsqueda honesta por conectar con quien escucha, por hacer que la música se sienta tan cercana como una conversación en plena madrugada.

«Memorias de invierno» abre paso a un EP que abraza las contradicciones del amor y la pérdida sin filtros ni pretensiones. La canción fue escrita hace varios años, pero su mensaje sigue vivo: la ruptura no es solo un final, también es un inicio incierto. Entre guitarras distorsionadas y una voz que va de la calma a la tormenta, se dibuja ese instante en el que la razón se cruza con la emoción. Nada es definitivo cuando los recuerdos insisten en quedarse.

El origen de esta canción tiene algo de desvelo y de catarsis. Diego Guevara, vocalista y guitarrista de la banda, compuso el coro en una noche donde el sueño no llegaba. Lo que empezó como un pensamiento suelto terminó convirtiéndose en una frase que condensa el espíritu de la canción: la memoria de lo que fue puede arder con la misma intensidad de la primera vez.

Redalba avanza sin nostalgia por un pasado idealizado. No hay miedo a tomar caminos menos transitados ni a desafiar la idea de que el rock es una pieza de museo. «Memorias de invierno» es una muestra de lo que pueden lograr cuando dejan que la música hable por sí sola: sin disfraces, sin concesiones, con la certeza de que aún hay mucho por decir.

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