Texto: Andrés Wolf. Fotos: Andrés Wolf (@andreswolf) / Fotos de Julieta Venegas: Alejandra Mancilla
El festival Rock al Parque, el evento musical gratuito más grande de América Latina, volvió a bajar el telón luego de tres días intensos de comunión alrededor de la música y la cultura alternativa en el Parque Simón Bolívar de Bogotá. La edición de este año, que tuvo lugar del 11 al 13 de noviembre, dejó un registro imborrable en la historia del legendario evento. Con una asistencia récord de más de 390.000 mil personas, se reafirmó, una vez más, como un espacio inclusivo y diverso, en donde la música es el lenguaje principal que une a personas de todas las edades y proveniencias.
La inmensidad de Rock al Parque: Más allá de las dudas, el público respondió de forma abrumadora
Fiel a su tradición y a sus orígenes, Rock al Parque 2023 presentó un cartel artístico ecléctico que abarcó desde el rock clásico hasta los sonidos más vanguardistas del momento y que compartieron escenario tres días, destacando la diversidad y la riqueza de la escena rockera y alternativa actual.
La primera jornada del festival estuvo ataviada del poder arrollador del metal. Las impactantes presentaciones de Overkill, In Flames y Konvent resultaron verdaderos momentos cumbres que dejaron un recuero épico en la audiencia metalera. Overkill, con la energía incansable de su thrash metal, desató un torbellino de euforia transportando a los asistentes a la época dorada del género. Por su parte, In Flames regresó a Colombia después de 6 años desde su última visita; sin duda era uno de los shows más esperados y no defraudó. Desde la primera canción cautivó a la audiencia con su particular manera de abordar el metal melódico, presentando un setlist que alegró a cada uno de sus fanáticos. Canciones emblemáticas como «Only for the Weak» y «Take This Life» desataron a la bestia incontenible en que se convierte el público metalero del festival, mientras que, con las composiciones más recientes como «I Am Above», demostraron su continuo desarrollo y relevancia en la escena del metal contemporáneo. La banda danesa Konvent, una de las pocas integrada únicamente por mujeres en todo el festival, mostró un descomunal dominio escénico que capturó la atención de todos los presentes gracias a sus maneras afiladas y precisas para ejecutar death metal. Estas actuaciones subrayaron la diversidad propia dentro del metal y constataron que el primer día de Rock al Parque puede ser considerado el epicentro de la música pesada en Colombia.
Por supuesto, la esencia de Rock al Parque se debe a las bandas nacionales y locales que, una vez más, gracias a la intensidad y autenticidad de Mashkera, Tears of Misery y Eshtadur, entre otras que brotaron de las entrañas originarias del festival, consiguieron que los asistentes elevaran su experiencia con el metal colombiano a nuevos niveles. Tears of Misery desató un vendaval de poder por cuenta de su agresividad creando metal extremo y explorando las profundidades de la condición humana. En su caso, Eshtadur tejió una sinfonía que capturó la esencia de Colombia invocando un delicado equilibrio entre lo ancestral y lo contemporáneo. Al incorporar elementos autóctonos en su propuesta metalera, ofrecieron una representación única de la identidad nacional, demostrando que el metal puede ser tanto una expresión artística como un puente hacia las raíces más profundas de la tierra. Y Mashkera, con su metal clásico, apostó por trascender las barreras convencionales del género de la mano de sus letras introspectivas y una ejecución enérgica. Ojalá estas bandas con su trayectoria se reafirmen como nuevas portavoces del metal colombiano, ya que no solo comparten su música sino que, a través del metal, resaltan el poder transformador de la música y su carácter crítico, y revelan la complejidad de la sociedad colombiana.
—
El segundo día del festival se convirtió en un viaje musical que abrazó la diversidad del continente al fusionar estilos como ska, punk, rap y cumbia. Bandas innovadoras y disruptivas tomaron el escenario, desafiando las fronteras de los géneros y ofreciendo una experiencia sonora propia de la historia de Rock al Parque. El público fue testigo de espectáculos que han quebrado las etiquetas convencionales, mezclando elementos tradicionales y contemporáneos para crear sonidos nuevos y propios que resonaron con la disposición del público a dejarse sorprender y contagiarse de la buena energía que emana de los artistas que ese día dijeron presente.
Los Petit Fellas escribieron su propio capítulo principal en la historia de Rock al Parque grabando con fuego este concierto en el corazón de los miles y miles de asistentes que acudieron a cantar con ellos. Desde el primer acorde hasta el último compás, y con una propuesta escénica diseñada para la ocasión, la banda bogotana cautivó a la multitud con su magnetismo, su sonido único y sus letras cargadas de poesía y realidad bogotana. Aunque fue un show un poco corto, canciones emblemáticas como «Sálvate tú» y «La causa» resonaron como nunca, con una potencia avasallante que no hizo más que reafirmar la conexión que existe entre la banda y un público que han construido lenta y amorosamente desde sus inicios. La entrega apasionada de cada miembro del grupo, y de los asistentes convirtieron su actuación en un momento culminante del festival, reafirmando el estatus de Los Petit Fellas como una de las bandas más influyentes de la escena musical alternativa en Colombia. La invitación sorpresa a Denise Gutiérrez (la cantante en Hello Seahorse!) en ese nuevo clásico titulado “Antes de morir”, hizo que se iluminara todo el escenario Plaza gracias a la multitud de pequeñas luces encendidas de los teléfonos móviles. El show de los Fellas no solo fue un concierto, fue una estampa única que encapsuló la esencia vibrante y la razón de ser de Rock al Parque.
El segundo día de la edición 27 del festival también se destacó por las actuaciones inolvidables de algunas de las artistas invitadas que se atrevieron a desafiar los límites de la música pero, principalmente, de las imposiciones sociales y políticas. Ana Curra, referente del punk español, se transformó en un huracán en el escenario por cuenta de su enigmática performance y la honestidad brutal y socarrona de sus canciones. La chilena Javiera Mena, por su parte, iluminó el escenario con su propuesta de electropop, desbordante de energía y singularidad rebosante de color y baile que llevó a los asistentes a un viaje sonoro delicioso. Retomando la senda punk, Jenny Woo flameó la bandera de la rebeldía en cada una de sus canciones dándole forma a un repertorio contestatario que desafía a los estereotipos a favor de la inclusión de las personas marginadas. Su conexión con el público bogotano fue tan fuerte que, en varios momentos, la entrega de la gente consiguió que la voz de Jenny se quebrara a tal punto que de sus ojos brotaran lágrimas de agradecimiento.
En conjunto, los conciertos de Ana Curra, Javiera Mena y Jenny Woo en el segundo día de Rock al Parque fueron un testimonio elocuente y definitivo de la del aporte femenino a la música alternativa de Hispanoamérica así como una demanda de equilibrio en la curaduría. Estas artistas no solo rompieron barreras, sino que también contribuyeron a la construcción de un panorama musical completo.
Otro de los grandes momentos de Rock al Parque 2023 fue el concierto de Sonido Gallo Negro; la presencia de Dr. Alderete, aportó genialidad artística con dibujos y animaciones en vivo. A la par que vibraban las hipnóticas melodías psicodélicas y los ritmos cumbieros que envolvían al público, las proyecciones visuales de Alderete añadieron una capa adicional de fascinación a un espectáculo colorido tanto en lo escénico como en lo musical. Shows como el de Sonido Gallo Negro son una reafirmación lapidaria de la amplitud del rock como concepto y como cultura, una que desafía a la cara a los retardatarios que se enfrascan en reducir la magia que encierra desde sus inicios cuando músicas europeas, africanas, campesinas y religiosas dieron origen a esta locura que llamamos rock.
Las contundentes presentaciones de Los Calzones y Salón Victoria en la tarde, seguidas por el cierre apoteósico del día a cargo de Los Pericos, resaltaron la arraigada conexión del público bogotano con el ritmo vibrante del ska. Los Calzones, con su fusión de ska y rock, lograron electrizar al público con su habitual energía y sus letras pegajosas; y Salón Victoria elevó la intensidad con su apuesta por el ska mexicano, festivo y contagioso. El plato fuerte llegó con Los Pericos. Ya legendarios cerraron la jornada con una selección implacable de sus éxitos más coreados. Clásicos del rock latino como «Waitin'» y «Pupilas lejanas» transportando a la audiencia a la era dorada del ska continental, por allá a comienzos del siglo. La soberbia interpretación de «Me late» y «Runaway» selló la amistas de Los Pericos con Bogotá y Rock al Parque dejando a la multitud en un estado de euforia colectiva. Estas actuaciones consecutivas revelaron cómo el ska, con su ritmo contagioso y su energía positiva es, desde hace años, uno de los estilos más queridos y celebrados por el público colombiano y uno de los convidados obligatorios al festival.
—
El tercer día de Rock al Parque 2023 apostó por lo alto, resumió el espíritu del festival y convocó a miles de bogotanos a celebrar la diversidad de la música alternativa y el rock latino. Desde las propuestas indie hasta artistas históricos, el día lunes ofreció un viaje musical emocionante para cada asistente. Bandas emergentes con propuestas arriesgadas compartieron escenario con leyendas indiscutibles. El cierre fue épico con actuaciones bandas adoradas como Aterciopelados, quienes presentaron su disco insignia: ‘El Dorado’, y Los Auténticos Decadentes, quizás los responsables de los momentos de mayor emoción colectiva del fin de semana.
Desde Perú, la agrupación Los Outsiders, integrada por Dani, Charly, el Perro y Renzo, llevaron la esencia del garage rock peruano hasta el Simón Bolívar para regalarle un baño fresco de electricidad gracias a su sonido crudo y rebelde, y unas letras descaradas. Canciones como «Rock and roll de pobres» y «Renuncié» fueron el testimonio de una escena peruana que se renueva generacionalmente sin perder de miras a sus referentes.
Rock al Parque volvió a ser cómplice de la importancia de un artista como Javier Alerta para la movida del reggae colombiano, así como del crecimiento de la banda Alto Grado. Javier, con su enfoque profundamente arraigado en la realidad social, tejió un complejo tapiz musical en armonía que no solo celebró el reggae, sino que también exploró la riqueza sonora de la cultura afrocolombiana. Por otro lado, Alto Grado, captura la esencia festiva y optimista del reggae colombiano, y gracias a su energía contagiosa, la banda desató una ola buena energía que se extendió entre toda la audiencia presente. Estos conciertos volvieron a dar cuenta del poder del reggae para convocar y transformar, así como para abordar cuestiones sociales y celebrar la vida.
En esa misma jornada, el escenario Bio se asumió como un espacio para el ingenio creativo con los shows notables de El Kanka, La Vida Bohème y Eduardo Cabra. El Kanka, maestro de la canción de autor, conmovió a un público entregado con sus letras y melodías llevándolo a un viaje introspectivo a través de sus historias sinceras y personales. La Vida Bohème, puso de manifiesto su energía indie post-punk y deslumbró con canciones incisivas que ya forman parte del cancionero colectivo de una generación. Por su parte, Cabra, destacado productor y músico, abordó el escenario con la genialidad multifacética que lo caracteriza, libre de compromisos y sin temor al experimento y el riesgo.
El domingo también dejó claro muchas cosas. En medio de las críticas iniciales y el escepticismo de ciertos sectores del público respecto a la inclusión de Julieta Venegas en el cartel del Festival Rock al Parque, la artista mexicana se erigió como un faro de música latinoamericana autentica. Quienes dudaron de su participación se vieron eclipsados por la fuerza de su talento, expresado en su larga trayectoria, su talento y su capacidad de convocatoria. Julieta Venegas, es una hija legítima de Rock al Parque desde que pisara los escenarios de la Media Torta y el Simón Bolívar en sus primeras ediciones. En esta ocasión, con su estilo inconfundible, desafió las expectativas, las venció con holgura y convirtió el escenario en un santuario de la canción.
Tan pronto sonaron los primeros acordes de su concierto, la negatividad inicial se desvaneció ante la maestría de Venegas. Sin embargo, el momento cumbre no fue solo el cambio de percepción, sino el lleno total del espacio por parte de un público fiel que siempre ha la respaldado al mismo tiempo que ha crecido. Entre las melodías de «Limón y Sal» y «Andar Conmigo», el público, entregado, coreó cada éxito, demostrando que la canción vence lo que el barullo no alcanza.
Aterciopelados, héroes del rock colombiano, iluminaron el escenario Plaza con una presentación magistral que celebró la trascendencia de su emblemático álbum ‘El Dorado’ en una inmersión minuciosa del disco, la transformación musical y la significancia cultural de la banda. Cada clásico de ‘El Dorado’ transportó a la audiencia a diferentes momentos y escenarios de la música popular colombiana, encarnados en cada canción. En un gesto de generosidad artística, Los Aterciopelados invitaron al escenario a La Muchacha y a Briela Ojeda, respaldando a una nueva camada de cantautoras influenciadas por Andrea Echeverri. También invitaron a Alejandro Gómez-Cáceres, guitarrista legendario de otro momento de Aterciopelados para invocar recuerdos y grandes momentos del rock colombiano de mediados de los años 90.
El clausura épica de Rock al Parque estuvo a cargo de los inigualables Auténticos Decadentes, quienes, con su esencia contagiosa, brindaron una actuación histórica. La argentinos desplegaron todo su arsenal de bailanta pop melódico para sumergir al público en fiesta total. Clásicos esenciales como «La guitarra» y «El murguero» tronaron en todo el parque sellando su vocación de verdaderos himnos entre el público colombiano. La entrega apasionada de los Auténticos Decadentes fue tangible, irradiando desde el escenario y contagiando a todos los presentes con su espíritu de hermandad. Su habilidad para tejer diversos estilos, desde el ska hasta la cumbia, los ha convertido, con el paso de las décadas, en titanes continentales.
Tres días después del inicio de Rock al Parque 2023 Bogotá se había vuelto a entregar a la fiesta del rock, una fiesta que es de todos los ciudadanos, de todo el continente y de todo el corazón latino. Una fiesta que celebra el mestizaje de la música rock, una fiesta que celebra cómo el rock en Colombia ha ayudado a transformar la mentalidad de los ciudadanos hacia la aceptación y la inclusión de todos, una fiesta en la que todos, ojalá, siempre sean bienvenidos. ¡Larga vida a Rock al Parque!
Yo se que esto también te gustará
-
¡Confirmado! Rels B vuelve a Lima en mayo de 2025
-
Descubre VINILKA, la feria cultural de vinilos en Trujillo
-
Escucha ‘Perú Neo Criollo’, la playlist de la jarana contemporánea
-
Los Niños Vudú: Un abrazo de despedida para ‘El mejor de los viajes’ [RESEÑA]
-
Ibagué Festival 2024: donde la cultura para todos es prioridad [CRÓNICA]